Monólogos desquiciados
Pretender palpar la luna con el borde de los labios. Halagar la cordura del silencio. Perecer con los impulsos lisiados. Saborear el estruendo del viento. El resto… la vastedad. El mundo… la caverna alabada por una multitud de horangutanes. ¡Indulgencia!, ¡Indulgencia! para aquellos que asoman