¿A dónde va el periodismo cultural?
Antes del boom de las redes sociales, e incluso de las páginas web o blogs sobre cultura, ya se venía dando la tendencia de cerrar espacios dedicados a la cultura en los medios de comunicación más tradicionales, siendo más visible en los periódicos. Internet ha sido una gran salvación para esta área, porque de esa manera nos enteramos de expresiones, manifestaciones y artistas de otras latitudes que de manera tradicional no hubiéramos conocido.
Esto representa muchas ventajas pero también uno de los problemas que visualizo: la gran cantidad de información que se tiene a la mano. Hoy en día podemos acceder a muchos espacios, estar en contacto con diferentes artistas y conocer lo que se hace en tiempo real en otros países del mundo. El reto actual es distinguir entre manifestaciones propositivas y las efímeras, entre los artistas consolidados y los emergentes.
El público se ha diversificado y cualquier persona puede encontrar la información que busque de manera personal de acuerdo a sus intereses. Los medios de comunicación tradicionales no pueden trabajar en base a ese público heterogéneo (en gustos, edades, uso del tiempo, poder adquisitivo) porque publican una sola información, mientras que un usuario puede acceder a cien canciones en una hora sin salir de youtube.
Basta ver que algunos periódicos publican más información en su página de internet que en su edición impresa.
Los que aseguran que ya no se ejerce el periodismo cultural en México o que éste género ha muerto, son aquellas personas que se resisten a creer que la dinámica de la información ha cambiado, y el periodismo cultural tiene todo para fortalecerse: espacios y temas que se multiplican a cada minuto. Antes era mal visto que un texto se publicara en internet, pero ahora vemos que lo que se publica en la red es susceptible de durar más tiempo que lo publicado en papel. Resulta más fácil buscar una información a través de un buscador que ir a la hemeroteca de la ciudad.
En todo el país existen centenares de espacios, ya sea de manera virtual como impreso en revistas, fanzines, suplementos, secciones, boletines donde encontramos los subgéneros del periodismo cultural: entrevistas, crónicas, reseñas, crítica de libros, artículos, ensayos, biografías, necrologías, semblanzas, imágenes, encuestas, reportajes, foros. Incluso encontramos estos tipos de textos en revistas de ciencia, educación, tecnología y política, no solo en las especializadas en arte y cultura. La información continúa pero los espacios se han diversificado.
Es así que uno de los grandes problemas es distinguir entre todas las expresiones que existen. Ahí es cuando entra la importancia del periodismo cultural: trazar mapas actuales sobre el arte y la cultura contemporánea, orientar a los lectores, proponer nuevos horizontes a los espectadores, abrir discusiones, plantear foros de debate, analizar lo que se lleva a cabo en las disciplinas artísticas, hablar tanto de lo local como de lo global, tener la premisa de la heterogeneidad y trabajar en conjunto con voces de otras latitudes.