Dos maneras, un momento
Dos interesantes propuestas poéticas se reúnen en Ligera de René Higuera y Señor Couch Potato de Luis Alfredo Gastélum. Ambos poetas son originarios de Sinaloa, Higuera de los Mochis y Gastélum de Ruíz Cortines, pero desde hace diez años radicado en Tijuana. Más allá de su geografía y origen, estos dos poetas dan muestra de trascender el ámbito regional para volverse referentes de una poesía mexicana dinámica y propositiva.
Llena de evocaciones, la palabra Ligera anida en nuestra mente con su alada resonancia, por lo que René Higuera no se equivoca al elegir a ésta para nombrar su tercer libro. Ya Pálida, título de su segundo volumen de poemas es evidencia de este camino que indaga en el sentido más profundo de las palabras, de tal modo que Higuera vuelve a interrogar cada vocablo como si acariciara su secreta naturaleza.
dices
tengo sed
y
el agua
tiembla
La contención verbal de Ligera es engañosa, su minimalismo logra detonar pequeñas descargas verbales, su vocación fragmentaria magnifica la emoción de un decir certero donde la imagen del otro se confunde en el yo.
…no sé si es
tú, o yo
lo que desaparece
tampoco
tú
lo sabes
o, ¿por qué
habrías
de mostrar
cuando
por fin
nos encontramos
algo más
que apariencias?
Aunque por momentos su construcción nos recuerde ciertas formas de la expresión oriental, su exploración va más allá en la desarticulación sintáctica hasta llegar a la escisión del vocablo, como quien disecciona un cuerpo para encontrar la médula, haciéndose patente la influencia de Mark Strand, pero sobre todo de Robert Creeley.
que
ha
de
que
dar
de
pie
si
como un venablo de sueño
del
uno
al
otro
el dopado
pájaro
de
las
pre
des
ti
na
cio
nes
La poesía de René Higuera canta en voz baja, no por débil, sino por íntima, su exploración descubre estancias inusitadas, locaciones de luz, de conocimiento dedicado a las palabras. Amor y desolación no sólo aparecen enunciados, su plasticidad es contundente en tajos precisos, la verticalidad escueta del poema habla de eso.
Cuando pensábamos que la televisión sería desplazada por el internet y su ilusoria diversidad de contenidos, cuando veíamos el final de la caja idiota porque su arcaica naturaleza tan siglo XX no nos podía ofrecer más, ella viene y nos restriega en el rostro su aplastante poder, haciendo alarde de su omnipotente capacidad de dirigir nuestro destino. Ante este panorama, la aparición del libro Señor Couch Potato de Luis Alfredo Gastélum parece más que oportuno.
La influencias de Gastélum son determinantes para su expresión, en estos poemas hay resonancias de la poesía de José Emilio Pacheco, José Eugenio Sánchez y la poesía norteamericana contemporánea, así como la precisa musicalidad de Jorge Ortega. Señor Couch Potato, presenta cuatro bloques de diferente coloratura, nos cuenta la historia de un hombre que vegeta frente al televisor, a éste nada puede conmoverlo si no es filtrado a través de un monitor de plasma. Las historias que cantan estos poemas van tejiendo su trama con la televisión como hilo conductor. Aquí la realidad palidece ante las nítidas imágenes de la programación, así lo demuestra “Home entertainment”, primer apartado de este zapping continuo.
Acartonado en el Sofá no adviertes
el fuego en la entrepierna de tu esposa
ni al rentero que toca tu ventana
ni la primera frase de tus hijos
después del reconcilio
Porque la realidad no está a la altura de esa ficción luminosa y repetitiva, ya que para poder estar a ese nivel debe ser televisada.
…proyectas tu figura en la pantalla
domesticas palabras y miradas,
pierdes la carrera en tu propio reino
y llorando huyes
por la puerta trasera:
tu llanto sólo es publicidad.
En “Zapping”, Luis Alfredo Gastélum hace un recorrido por los más diversos cliches de la programación televisiva, va de la telenovela a la permanencia voluntaria, del infomercial al programa de concursos. En este apartado Gastélum hace su mayor apuesta, la mezcla de discursos así como las más variadas referencias a la cultura popular conviven con la alta poesía en una disposición de guión televisivo o storyboard. De este apartado destacan “CH41 Waltermercadismo”, o de cómo la astrología barata puede convivir con la poesía; y “CH40 Los videos más asombrosos del mundo”, o de lo que les sucede a los poetas de la beat generation en un teibol de Tijuana.
Con la noche viene otra programación, porque es “…la hora verdadera” en que el personaje se “vuelve carne inmóvil, todo oídos y todo ojos para ella”, así es el “Horario nocturno”. La noches es el momento de los mejores melodramas, de imágenes obscenas y la “demagogia de ficheras”, donde el hombre que mira apenas se percata del sueño de los suyos, porque ante el Señor Couch Potato el mundo sólo se despliega en 80 canales.
Sin dar un paso recorriste el mundo,
volviste a donde nadie te espera
y nada estelarizas…
Y para un desenlace de “Finales felices” todo se da a la fuga, solo queda el sofá y la televisión como único testimonio de una existencia vacía. Es entonces Señor Coach Potato crítica y celebración de una realidad aún patente de la que no estamos seguros de sacudirnos pronto.
Aunque geográficamente unidos, las propuestas se alejan estilísticamente una de la otra, por lo que se hace patente la búsqueda de una voz que de cuenta de un tiempo múltiple y diverso. Por un lado Ligera, hace honor a su nombre, demostrando que con pocos elementos es posible encontrar una profunda expresión; por otro lado, Señor Couch Potato –de lo mejor que este año editó Tierra Adentro–, es muestra de pericia técnica y de una exploración de un tema inesperado.
Ligera
René Higuera
Instituto Sinaloense de Cultura
México, 2012
pp. 68
Señor Couch Potato
Luis Alfredo Gastélum
Tierra Adentro-Conaculta
México, 2012
pp. 88