“Quitapenas” de Rosa Chávez
Quitapenas es el título del poemario de la poeta maya-guatemalteca Rosa Chávez, publicado por la editorial Catafixia en noviembre del 2010. El título hace referencia a una tradición guatemalteca, según la cual, si una persona tiene problemas o penas, puede contárselos a unos muñequitos hechos específicamente para el efecto, los pone luego bajo la almohada, y al día siguiente las penas habrán desaparecido. Este libro hace las veces de una bolsita de quitapenas que contiene amarrados varios poemas a los cuales la autora le ha ido trasladando uno a uno, diversos dolores del corazón, con el fin de que, al absorberlos, pueda irse liberando de ellos. Sin embargo, hay otro elemento importante en este ritual, tratándose de una situación de separación amorosa. El enfrentarse con cada dolor, es a la vez una especie de limpia emocional dentro del proceso de despedida, que va liberando el alma para que sea posible la readaptación de los espacios que otrora fueran familiares pero que, sin el ser que tanto se amó, se han convertido en extraños. Una limpia de cuerpo, alma y entorno, para ser capaz de volver a reconocer y reconocerse, recordar y reinventar. Cual si fuera una casa de varias habitaciones, la limpia va purificando los diversos espacios de la vida de la autora:
El espacio biológico y emocional que en el amor se han vuelto uno solo:
“Nos quitan la cabeza, y el corazón sigue latiendo
Nos arrancan el pellejo y el corazón sigue latiendo”
“arde clítoris hinchado
pedacito de nadie
arde, lastima,
esta soledad tan seca”
El espejo de resignificación de la memoria:
“nada es igual, según las escrituras de los ancestros urbanoides,
porque nada es igual y el tiempo no decide”
“en mi espalda la memoria de todas las vidas juntas
soy una tortuga alucinada y melancólica”
La imposibilidad del olvido:
“sos un latido enraizado en mi tiempo”
“yo tengo tu nombre
tatuado en mi pecho”
La vida cotidiana y las relaciones:
“tengo la voz amarga
la endulzo para vos hijo mío”
El llanto catártico:
“hacer el amor llorando,
porque necesitamos llorar
y necesitamos hacer el amor”
Y un último espacio en el que aún cabe la esperanza:
“y aún con los escalofríos
que me produce el vacío
seguiré saltando abismos”.
“Se trata de un poemario que reflexiona sobre la restauración de un estado emocional, de sanar, de quitar las penas… pero desde la perspectiva maya, donde acabar es iniciar un nuevo ciclo”, dice la poeta.(1) La perspectiva del tiempo cíclico, del Nahual Kamé al que está dedicado el poemario, que es muerte y renacer, en donde cada fin significa un principio.
La esperanza, de que es posible iniciar un nuevo ciclo, es lo que cierra el libro y nos deja, a nosotros, en medio de las remembranzas de nuestros propios ciclos y procesos de purificación. Tan es así, que no solo el libro es un Quitapenas, sino que nos convierte a nosotros, los lectores, también en sus quitapenas, aquéllos a los que ha confiado y trasladado sus penas para que se desaparezcan. Nos ha ido haciendo sus confidentes y condolientes (como diría García Márquez(2)). Involucra así al lector dentro del título, lo cual es un recurso interesante y de alguna forma lúdico, y que nos hace recordar libros como la novela “Maldición eterna a quien lea estas páginas“ de Manuel Puig(3), en los que, desde el título, se deconstruye la relación tradicional entre “autor-texto-lector”, sustituyendo su puesto de observador distante hasta hacerlo partícipe. El lector, entonces, se vuelve parte esencial de la obra.
Así que si ustedes, después de leer este libro, resultan con sueños líricos, tal vez sea porque una parte suya haya decidido irse a compartir un espacio con otros lectores debajo de la almohada de esta genial poeta. Y si esta experiencia los deja melancólicos, intenten el proceso inverso: tomen el libro, cuéntenle lo que les mueve el alma, y póngalo debajo de su almohada. Yo lo intenté, y si bien mis penas no desaparecieron, por lo menos ahora se sienten muy bien acompañadas.
Fuentes:
(1) Latir sin descanso. Hernández, Oswaldo J. Revista Magazin. Diario Siglo21. Guatemala. 12.11.2010 http://www.s21.com.gt/node/23407
(2) Botella al mar para el dios de las palabras. Discurso de Gabriel García Márquez, pronunciado en 1997, en el I Congreso Internacional de la Lengua Española, en Zacatecas (México)
(3) Maldición eterna a quien lea estas páginas. Puig, Manuel. Editorial Seix Barral. 1980.
(4) Quitapenas. Chavez, Rosa. Editorial Catafixia. Guatemala. 2010.