Browse By

Entrevista a Élmer Mendoza

Élmer Mendoza en Mexicali, por Humberto Muñoz.

De hablar pausado y mirada entusiasta, sorprendido y aburrido al mismo tiempo, gesto que se logra después de haber visto todo lo necesario para vivir a salvo. Sencillo como único cuarto habitable, el escritor sinaloense, Élmer Mendoza (Culiacán, 1949), considerado por las editoriales y por la prensa de todo el mundo, como el iniciador del narcorrealismo literario, traducido al ruso, portugués, italiano, francés, alemán y griego, ha puesto una palabra por cada bala disparada en las calles de México a la memoria literaria del mundo. Admite que ha llegado a sentir simpatía literaria por algún narco y por ese pintoresquismo tétrico que arropan los capos de la droga y su catálogo de fastuosidad, poder y violencia desmedida; y ríe de manera sonora cuando piensa en la idea de que la droga se legalice, “sería interesante, pero no imagino una fabrica de churros o de bolsitas de coca”.

Desesperanza y crispación en los maestros, la sospecha en los jóvenes de que la educación no conduce a ningún sueño realizable yque lo único importante es el poder que puede dar el dinero y un AK-47, el escritor sinaloense entiende que la educación no es parte de los planes de ningún político en este momento. Pero sí el dinero como objetivo principal de las nuevas generaciones. El logro académico como una anécdota que a nadie interesa cumplir, comenta el escritor y catedrático dela Universidad de Sinaloa, Élmer Mendoza, entrevistado en su visita a Mexicali con motivo de la impartición de un taller de formación de novelistas, en las instalaciones del Centro Estatal de las Artes.

En esta entrevista nos habla de su relación con el narco, el trasfondo de su literatura, de su idea de que lo más parecido a Sinaloa es Colombia, de su dolor por el crimen imperante en Tamaulipas, Durango y Ciudad Juárez, de sus influencias literarias, su postura ante la legalización de las drogas, su vaticinio en torno a la guerra contra el narco y hasta sus preferencias políticas para las próximas elecciones de México 2012.

 

Entrevista

7 de marzo de 2012

 

Damián Méndez (DM). Para romper el hielo, ¿andas armado, Élmer? ¿Es necesario esto a la escribir sobre historias que tienen como contexto al narcotráfico junto con todas sus dimensiones y formas en un país como México?

Élmer Mendoza (EM): Para nada, en mi casa nunca hemos tenido armas. Un día cayó el ejército a checar mi casa en busca de armas y sólo estuvieron cinco minutos y se retiraron y sólo dijeron, “hay muchos libros”. Ser se portaron bien fueron muy amables y educados. Y te puedo decir, fue una visita azarosa.

 

DM: ¿Te sigue sorprendiendo la violencia del narco o ya nada te sorprende?

EM: Me sorprendo siempre que veo la nota roja, porque mecánicamente espero que no pase nada. Todavía no me atrapa la violencia, no me dejo atrapar, por eso todavía me sorprende cuando leo sobre una masacre de diez, doce, quince personas.

Otra cosa que me sorprende es que las autoridades digan siempre lo mismo, van a morir con las mismas palabras, palabras que aún no corresponden a la realidad. Ya casi no dicen que están ganando la guerra, pero sí que algo se está logrando, pero no veo, ni vemos qué. Estas dos cosas son las que me sorprenden del narco.

 

DM: ¿Interés particular o mero contexto el del porqué del mundo del narcotráfico en tu obra?

EM: Hasta ahora mi obra no ha sido el narcotráfico el punto principal, se cuela el tema, yo quiero contar otras cosas, es más allá del telón de fondo, mi obra es una literatura de hechos y eso implica que lo que yo cuento se parece mucho a lo que pasa y eso hace que el narco esté ahí como algo lacerante y que no se puede ignorar.

Parte de la literatura contemporánea no omite al narco, y aunque sea inevitable, esa es una manera de ser humanista.

 

DM: ¿Te consideras el primer escritor en México en hablar del narcotráfico desde la literatura?

EM: Antes de mí ha habido otros escritores que han tratado el tema, por ejemplo Rosina Conde, Paco Ignacio Taibo II y en Sinaloa algunas obras de circulación local, con temas como el tráfico de canabis.

 

DM: Serás el primer escritor con proyección internacional en hablar de este tema del narcotráfico.

EM: No sólo eso, dicen que yo inventé está literatura (risas). En realidad lo que hice fue darle una dimensión estética, se dice rápido pero lleva muchos años de trabajo.

 

DM: Digamos, al hacer literatura lo que haces es dejar pasar la historia inmediata de México por tu escritura.

EM: Sí, pero lentamente, es la única manera de tener el control sobre lo que hago. Y sobre todo cómo lo hago, de manera lenta y distanciándome.

 

DM: ¿Tienes la percepción de que el narcotráfico hoy en día y pero sobre todo la secuela de violencia que de ahí se desprende, tiene una base social de aceptación muy amplia?

EM: Yo creo que es muy alto el nivel de aceptación de la violencia, es muy amplia la base social de aceptación, del cero al 10 le pondría un 8. En las calles, en Sinaloa, últimamente la información es que la violencia no la hacen los narcos, hay otros veintitantos crímenes llevándose a cabo. La violencia está bien posicionada entre la gente. Aparte, últimamente no encuentro informantes fácilmente por la situación de violencia, no cualquiera esta dispuesto a platicar sobre el asunto.

Las bandas intermedias que son las bandas de sicarios, de gente que dispara, con la particularidad de los Zetas, son bandas que delinquen de muchas formas: trata de blancas, prostitución, tráfico de personas, secuestros, robo en despoblado, robo de autos. El narco, siempre dicen, es otra cosa.

 

DM: Tengo la idea de que lo narcos de Sinaloa son de esa estirpe que todavía mantiene ciertos códigos de respeto, de no traición. ¿Crees que es así?

EM: Yo tengo la percepción que sí, que los sinaloenses son de los últimos narcos que todavía tiene códigos de respeto a la familia, de no traición. Las bandas de Sinaloa son de las más antiguas y creo que hay todavía algunos personajes del narco que están formados en las generaciones y códigos  de los sesentas o setentas, incluyendo a Guzmán (Loera) y creo que siguen practicando esos códigos, por lo menos dentro de lo que podemos conocer dentro de la mitología de ellos nos enteramos  que apoyan a la gente con dinero, construyendo aulas, metiendo servicio eléctrico, pintando iglesias, reparando calles, que es lo que tradicionalmente han hecho.

 

DM: ¿Será el narco de Sinaloa, a diferencia del narco del resto del país, aquel que tiene relaciones de familiaridad, de camaradería con la población, los habitantes de los pueblos, o de las pequeñas ciudades?

EM: Sí, yo creo que sí. La gente los considera como parte de lo que somos los sinaloenses, esas personas que han elegido dedicarse a eso, pero al mismo tiempo son muy regionalistas, entonces tal vez no tenemos grandes personalidades que nos hagan sentir un cierto orgullo, pues ellos serían, los narcotraficantes.

 

DM: ¿Hay algún narcotraficante por el que hayas sentido, digamos, simpatía o atracción en el sentido del pintoresquismo que desatan ciertos personajes?

EM: Conocí uno (narcotraficante) de la generación de los sesentas. Conversé con él bastante. Cuando él estaba en prisión lo visité ahí, aceptó conversar conmigo y fui muchas veces. Cuando salió libre me invitó a comer y me cayó muy bien, era muy elegante. Me acuerdo mucho de cuando fuimos a comer, llevaba un traje, camisa sin corbata, camisa azul claro y el traje un poquito diferente, afeitado peinado, un tipo agradable, ya de edad grande, digamos que es el que yo tengo en mi cabeza como capo, omito el nombre pero sí es de renombre.

Yo creo que el fue de los primeros que hizo todo lo que hacen ahora (para lavar dinero) como invertir en empresas, construir hoteles, producción agrícola, agencias de viajes, eso sí, él no ocultaba lo suyo.

 

DM: El fenómeno de la narco cultura, en tu opinión, cuenta con una riqueza lingüística del que otros fenómenos carecen.

EM: Lo que hay alrededor del fenómeno del narcotráfico hoy en día ya se conoce, primero fueron los músicos de corridos, después los escritores y al final los artistas plásticos. Creo que ningún otro fenómeno como el de la narco cultura habría tenido la estética tan fuerte que tiene este fenómeno porque ninguno contiene la épica de éste.

 

DM: En tu opinión, el PAN, ahora en el poder, ha sido el partido que menos ha “entendido” al narco, otro partido lo hubiera pensado de otra manera, lo habría entendido más, ¿qué piensas?

EM: El PAN ha sido uno de los partidos que menos ha entendido el tema del narcotráfico, quizá por esto es que lo ha provocado, y por consecuencia se ha desatado esta violencia, supongo que dijeron: vamos a jugar a los vaqueros; la verdad es que se necesita otra percepción del fenómeno. Quizá el presidente no tiene los hombres adecuados para resolver esto. Los expertos, por ejemplo, no se explican porque no ha removido a Genaro García Luna.

A pesar de lo anterior, yo no pienso al narco desde la política, a mí me interesa el tema desde el punto de vista estético y para eso tengo que enfriarme, algo que no puedo explicar siempre en conferencias. Para poder lograr ciertos niveles de expresión literaria tengo que alejarme, distanciarme.

 

DM: ¿Quiénes serán los siguientes elementos en el organigrama del crimen organizado en tener protagonismo? Ya lo han tenido los grandes capos, las mujeres. La Reina del Pacífico perteneciente al cártel de Sinaloa y, en la literatura, La Reina del Sur con Pérez Reverte, y ese protagonismo en los corridos e historias lo llevan los sicarios. ¿Quién sigue?

EM: Creo que todavía le quedan varios años a los sicarios. Los capos son pocos, las mujeres igual y los que han dado lugar a la evolución de estos fenómenos han sido ellos, los sicarios precisamente, por ejemplo, con el Movimiento Alterado. Los sicarios son la parte más cruel, más siniestra e inexplicable.

 

DM: ¿A qué te gusta que suene tu literatura? ¿A rock, a música norteña, a qué?

EM: Un escritor no piensa en eso, se deja ir y cuando en un momento necesitas una canción, generalmente va a ser la primera que encuentra, en los procesos de corrección es cuando ya veo la canción, propuestas, la escucho, veo si realmente va, como uso música siempre creo que ya en la saga de mis novelas la música es parte del discurso, por ejemplo, la música tiene que ver con ciertos momentos por los que está pasando el personaje.

 

DM: Shakespeare, Cervantes, Quevedo, han influido en tu obra en lo que tiene que ver con el habla coloquial. ¿Quiénes serían tus influencias norteamericanas?

EM: William Faulkner en primer lugar, con su obra, El Ruido y la Furia, es una de mis novelas de cabecera.

Hay algo importante que hemos roto en este país y es no vivir en la Ciudad de México. Faulkner vivía en un ranchito, sin embargo era un escritor que sus libros estaban en todas partes, ese modelo me gusta, el modelo un tanto aislado. Faulkner nunca hubiera dado un curso como éste que estoy dando.

Otro escritor que es de mis influencias es, Charles Bukowsky y últimamente soy lector de Colman Mccarthy, yo creo que él está ya dentro de nuestro movimiento literario. No country for old man (Sin lugar para los viejos) es una novela que tiene que ver con el mundo del narcotráfico, lo cual (risas) a mí me da mucho gusto.

 

DM: ¿Crees que algún presidente le ganará la guerra al narcotráfico en México?

EM: Definitivamente no. El narco es un concepto, es subjetivo. A lo mejor le ganan dentro de doscientos años, cuando las formas de traficar se modifiquen. Los seres humanos han tenido adicciones siempre y seguirán teniéndolas secularmente, aunque la droga se legalice, siempre habrá calidades distintas del producto y habrá productos prohibidos que la gente querrá y habrá quien se las proporcione.

 

DM: ¿Eres pro-legalización de las drogas?

EM: Sería un paso importante dentro de la legalidad pero no creo que sirva para algo, el tráfico es otra cosa y los que pudieran hacerlo tienen miedo. No me imagino una factoría haciendo churros de mota o bolsitas de cocaína.

 

DM: ¿Cuál consideras tu mejor obra?

EM: Efecto Tequila y tiene que ver con asuntos rítmicos, planos de escritura, de respiraciones, ahí concreté la idea de cómo considera que se debe contar una historia.

Un título con el que dudé fuera a gustar fue Cóbraselo Caro, pero sorprendentemente ha gustado al público, se le ha quedado grabado, funcionó muy bien.

 

DM: ¿Qué partido te gustaría que ganara la presidencia de la república?

EM: El PRI, no por Peña Nieto pero eso no tiene remedio.

 

En Corto:

Escritor que mantiene como telón de fondo lo policiaco y el mundo delictivo y del narcotráfico. A escrito dos volúmenes de crónicas sobre el narcotráfico, Cada respiro que tomas (1992) y Buenos muchachos (1995), cinco volúmenes de cuentos, Mucho qué reconocer (1978), Quiero contar las huellas de una tarde en la arena (1984), Cuentos para militantes conversos (1987), Trancapalanca (1989), El Amor es un perro sin dueño (1992) y seis novelas: Un asesino solitario (1999), El amante de Janis Joplin (2001), Efecto Tequila (2005), Cóbraselo caro (2005), Balas de plata (2008), La prueba del ácido (2011).

2 thoughts on “Entrevista a Élmer Mendoza”

  1. Pingback: «El PAN no entiende al narco»: Élmer Mendoza
  2. Trackback: «El PAN no entiende al narco»: Élmer Mendoza

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *