Pausa.

Detente un segundo a contraluz
quiero ver la claridad mojando tus costas.
Demora el fluir de tus cabellos
quiero escuchar el discurrir de sus ríos.
Suspende el balbuceo de tus párpados
quiero mirar sus redes apresando tallos.
Pospón la madrugada en tu espalda
quiero reposar en sus provincias.
minora la brisa de tu voz
quiero regarme de sus huracanes.

Reduce el trino de tus ojos
quiero despeñarme entre sus ecos.
Apacigua las aguas de tus senos
quiero uncir de sus aceites,
la vida que se adelgaza.

Mitiga el arbolado vuelo de tus dedos
quiero hilvanar en su ramaje
la historia de mi piel.

Atempera la hoguera trémula de tus labios
quiero tragar el vértigo escarlata
que me sorbe en espiral.

Haz una pausa en tu silencio
para que te admire
en la lejanía que te construye.

Confluir de savia.

Oh,
Amada
Porcelana,
Marfil oscuro,
tu piel me escurre
por la lengua,
gotas de tu piel
manchan el piso,
gotas de tu piel
constelan
el colchón,
gotas de tu piel
se despedazan en el ámbar,
gotas de tu piel
entibian
la mirada,
gotas de tu piel
crujen en el aire,
gotas de tu piel
tiemblan en el musgo,
gotas de tu piel
mojan mi saliva,
gotas de tu piel
caen como frutos,
sobre mis palmas alumbradas.

Néctar de mujer.

Néctar prohibido,

Tu sabor a noche me atrae,

La melaza que te escurre del cabello

me enajena.

Te rodeo, y en la piscina de tus ojos

las sirenas cantan.

palpo tu talle oscuro,

escudriño en tu garganta,

me siento a contemplarte,

pellizco tu aire

y me lo trago como píldora,

muerdo tus muslos sonámbulos

pero me astillo los dientes

con sus tinieblas.

Agazapo tu voz, y como la estiro

y la chupo

por los labios me chorrea,

tu sangre anochecida.