Olvido
Intentó olvidarse de ti con todas sus fuerzas.
Una mañana, se levantó casi al alba y comenzó a andar solo; imponía un paso rápido a sus pies, quizá para dejar atrás algún pensamiento que le perturbaba de forma recurrente. ¿Por qué deja el olvido una sensación a muerte en los corazones? Él no lo entendía, pero la angustia de tu recuerdo le devoraba las entrañas. Las aceras plateadas e impías por donde en otro tiempo caminasteis, se le hacían ahora tan lúgubres al cruzarlas, que ni el albor que despuntaba en la mañana conseguía ahuyentar tu fantasma. Por fin llegó al campo.
Un camino no elegido, hojas mustias por el suelo, un silencio metálico alrededor nuestro…olvido, olvido.
Fijó su objetivo en un pequeño monte, y comenzó a andar sobre su loma a grandes zancadas, complicando tu presencia en su cabeza; pero en cada suspiro, en cada paso, en cada matorral verde en el que su mirada se perdía por el vertiginoso vació de un segundo, se preguntaba: ¿Habré hecho bien? ¿Estaré ignorando mi destino? Tú ahora lo odias, pero él te quiere.
Continúo su hazaña expulsando terribles recuerdos acumulados día tras día, con tu mano entre sus manos: los atardeceres en la playa, todas las tardes del parque, la música que sonaba en su cabeza cada vez que te refugiabas en sus labios… todo iba quedando en el ambiente, que ahora se tornaba rojizo por el sol, y mate por la nostalgia.
Conforme se elevaba, notaba cómo la sangre se tornaba más espesa, produciéndole un dolor constante en sus entrañas; -“Esta será mi cicatriz de guerra, no olvidaré este dolor durante el resto de mi vida”-; sí, ese es el último regaló que te hizo, aunque tú no lo supieras.
Lágrimas perladas resplandecientes, un recuerdo de alguien que ya olvidaste, barro y arena en tus vestiduras… olvido, olvido.
Dio un último paso, y se sentó en una roca a contemplar el paisaje. Había subido a la cima, y había conseguido olvidarte. Ya no existes para él, ¿lo notas? ¿Sientes la muerte?. Olvidar a una pareja que se ha amado es tan duro como perder a alguien cercano por una muerte accidental, inesperada. Miró el paisaje con los ojos entornados y secos, sin ninguna lágrima; estaba comprendiendo dentro de él, la verdadera eventualidad de las cosas, y se pudo sentir inmortal por un momento. Había hecho lo correcto, estaba seguro que cuando pasasen los años y mirara atrás, agradecería esta elección, por mucho que le hubiera costado tomarla… tu también merecías a alguien que pudiera proporcionarte lo mismo que tú supiste proporcionar; sí, tú también has ganado.
Un paisaje, un amor roto, una brisa veraniega que augura nuevas historias por escribir, y olvido, olvido, olvido…
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