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El guardían de las cenizas

Una inmensa sombra fatua acorrala mi habitación, adornándola con fúnebres guirnaldas oscuras; mi corazón acelera. Lo que había sido mi puerta, se ha transformado en un viejo tablón carcomido por insectos que surgen de la nada, con el único fin de asustarme. Intento abrir la ventana para poder huir, pero un fuego procedente del mismo infierno, hace que reconsideré mi opción.

Estoy atrapado, el ha vuelto.

Vagas ideas empiezan a cobrar vida en mi interior, pensamientos profundos, dolorosos, incluso podridos, toman forma poco a poco desprendiendo un aroma nefasto en mi conciencia; está ocurriendo de nuevo. Aun soy consciente y empiezo a preguntarme: ¿Cuándo surgió todo esto? la sombra oscura se acerca y me susurra: -Cuando dejaste de ser niño-.

“Fantasmas en el camino, acorralarán tus elecciones.

Una noche más…”

Aunque lleva ya tiempo apareciéndose, apenas me había dado cuenta de que ya sabe hablar, ha ocurrido todo muy rápido.

La sombra ya con aspecto humano, cubierta por un halo de bienestar y soberbia, camina alrededor mía, observándome de arriba abajo hasta fijar su mirada en mis ojos; espera una reacción.

Yo soy tan cobarde que no puedo mirarle.

Como el había previsto, el miedo me conquista. Mi demonio empieza a hablarme de las mismas cosas que el primer día, me atormenta con las mismas ideas con las que consiguió hacerse fuerte dentro de mí antaño.

Es sorprendente lo rápido que ha evolucionado, su cuerpo ya es exactamente igual al mío, sus gestos son mis gestos, y su cara mi reflejo, salvo por la mirada, pues reserva una malicia que aun no ha conseguido transmitirme.-No tardará mucho-, dice mientras ríe; había olvidado que es capaz de leer mis pensamientos.-

Sabe que me venció hace tiempo, de hecho no opuse resistencia, y ahora consigue inculcarme sus ideas como si fueran mías.

“Siempre le había dado miedo ese sendero.

Era ya el segundo año que iba solo a la escuela –mamá ya soy muy grande- decía con entonación valiente cuando su madre quería acompañarlo. Pero aunque nunca lo decía, siempre tenía que bordear el colegio y recorrer un camino mucho más largo que el directo.

Cada mañana, se asomaba a la boca del oscuro barrizal e intentaba dar un paso (…hay muchos fantasmas chico, no te lo aconsejo…) y al final terminaba dando el rodeo.

Pero todos los días soñaba que lo atravesaba…”

En efecto, un demonio siempre va a ser más inteligente que su dueño, aunque sea un producto suyo.

De vez en cuando me deja la mente libre para que reflexione sobre la situación, y son estos los momentos que aprovecho no para buscar una solución, pues ya se que no la hay, sino para meditar sobre como dejé que ocurriera.

Recuerdo que al principio solo eran  susurros, apenas el eco de algún sentimiento pasado que me acompañaba cuando decidía andar por la calle para pensar solo, pero poco a poco fue creciendo en mi interior, regalando consejos corruptos cuando todo a mí alrededor estaba correcto.

Cada vez empecé a hacerle más caso; cuanto más lo escuchaba, más frecuentes eran sus visitas, y poco a poco mis decisiones empezaron a estar supeditadas a las suyas.

Y tan solo era pensamiento…

“-¿Por donde has echado?, ¿tu casa no está por el otro lado?-preguntaba siempre algún  compañero curioso.

– Sí, es que a veces duermo en casa de mí tía.

Mentía en algunos recreos, y hasta su madre le preguntaba porque debía salir tan pronto de casa, si es que no cruzaba por el camino de la vieja granja, -hasta mi madre sabe que no es peligroso- , pero esos árboles tan viejos, esa casa abandonada… esa voz que nunca le dejaba en paz, que le convencía de que era un cobarde y que lo mejor era aceptarlo, que no tenía que demostrar nada a nadie, no le dejaba respirar.

Pero un sueño recurrente le hablaba de libertad…”

Ahora va por la calle suelto, a veces me acompaña para que no me sienta solo, otras se disfraza de mí y charla con gente de mi entorno que lo confunden conmigo. Soy consciente de que pronto seremos uno solo.

El es producto de nuestros más profundos miedos, indecisiones, elecciones erróneas que después de tanto tiempo siguen golpeando nuestra conciencia… es la suma de todos estos momentos en los que nos equivocamos, por actuar pensando que el mundo era como nosotros creíamos; es pues, el conjunto de todo lo que hasta ahora ha hecho a cada persona diferente.

El me habló, como todos los días:

-Yo consigo que tú seas distinto, me alimento de tu miedo a la vulgaridad y acorralo tus ideas hasta que no puedas pensar, pero soy por tanto, tu creación más arraigada. Cierto es que no te dejo vivir, pero también te hago sentir especial. Nunca te he hecho gracia y por eso siempre debo acudir a repetírtelo todo, a que reconsideres tus opciones, a que proyectes tu visión del mundo sobre el mundo, pues aquí es donde tu serás feliz. Yo soy tu demonio, tu fantasma, pero por encima de todo soy la parte más especial de ti, dime pues, ¿Por qué me odias tanto?-

“No entendía bien como, pero sabía que había llegado el día.

Desayunó más rápido que de costumbre, se despidió de su madre con un fuerte abrazo, y bajó las escaleras más rápido de lo normal.

Y ahí estaba.

Una densa nube espumosa ocultaba los rayos de sol, haciendo más sensible el roce del viento fresco en sus mejillas.

Hoy era el día.

Miraba serio el estrecho sendero que se escurría entre los árboles. Con su barro, su maleza, con su oscuro misticismo que el tanto había temido, le retaba. Comenzó a andar nervioso, le constaba mantener firmes las piernas, y sin saber bien por qué cerró los ojos. Ahora notó que le acompañaba el valor, con los ojos cerrados sólo escuchaba su propia voz diciéndole que podía hacerlo. Sabía que debía seguir todo recto, la oscuridad le asustaba un poco… y si le viera alguien…eso le daba igual.

Después de los primeros pasos recobró la serenidad. No experimento ninguna sensación de héroe, pues estaba logrando una hazaña que para cualquiera sería una tontería, pero comenzó a sonreír.

Ahora era alguien normal, y sin embargo, eso le hacía sentir distinto.

La sonrisa se transformó en carcajadas de felicidad, y aceleró el paso entre los árboles camino a la escuela. Continuaba andando con los ojos cerrados;  escuchó a alguien que lo había visto y se estaba riendo de él, pero no le importaba.

Se sentía dichoso.

Al final del camino, el guerrero vencido le esperaba indignado.

El lo había intuido.

Un pequeño demonio con la cara mal definida, con el cuerpo a medio hacer, lo miraba a los ojos con desesperación.

El pequeño campeón sostenía su mirada sonriendo.

-Sólo los niños podéis conseguirlo: la idea de que la vida es eterna, el convencimiento de que la muerte es solo una leyenda, es algo contra lo que no puedo luchar.

Pero los humanos sois cenizas en el viento, ya te darás cuenta…-

El pequeño valiente solo podía sonreírle

-No te preocupes chico, el tiempo te hará débil-.”

Su voz retumba en mí mente como si se hubiera producido un terremoto, quizá tenga razón… quizá deba rendirme….quizá ese sea yo…. Le respondo:

-Como bien dices tu eres mi demonio, mi verdugo. Cierto es que cuando te escucho me siento distinto, cierto es que me haces sentir especial pero… ¿acaso no estas tu en todas las personas? ¿Acaso no eres el mismo que le susurra a la gente que continúe  con su trabajo cuando no les gusta, les comentas a las amas de casa que no son capaces de sacarse el carnet de conducir, y le gritas a las parejas que sigan con su relación vulgar, porque es mejor ser infeliz con otra persona que arriesgarse a estar solo? ¿No eres el que siempre nos convence de que tenemos que aparentar estar en todo momento felices aún cuando haya momentos que necesitamos pasarlos tristes y llorar? Si, ese eres tú, te reconozco. Y es verdad que nos haces sentir diferentes, porque nuestros miedos nos dicen quienes somos, pero lo que nos escondes es que el como nos enfrentemos a ellos nos dice quien queremos ser.  No formas parte de mi lado especial aunque haces creer que sí, solo eres parte de la naturaleza humana, fuiste creado con el único objetivo de que no avancemos, de que seamos conformistas, de que nuestra vida sea un desafío constante contigo, y aunque seas más fuerte que yo, y aunque tristemente te necesite, al menos he conseguido desenmascararte. Y sí, me venciste hace tiempo, y aunque para ti no tenga sentido, me sentiré orgulloso de caer derrotado cada día, habiéndote al menos mostrado batalla.-

Mi habitación vuelve a adoptar sus colores; donde antes había fuego, ahora surgen débiles pétalos de esperanza:

-Nos veremos pues, mañana.-

“Hoy te has levantado pensativo, como siempre. Comienzas a vestirte sin ni siquiera percatarte de que ha comenzado un nuevo día, dándole vueltas a tantos y tantos problemas que no tienen solución, los mismos con los que te entretuviste ayer y posiblemente, más atrás…

Llegas tarde a clase.

Hay una calle bastante vulgar  por la que siempre cruzas para ir a la facultad, pero hoy la ves especial. No sabes bien por qué, pero has pasado todos los días casi sin darte cuenta de lo hermosamente triste que resulta, pues siempre ibas pensativo; no obstante, hoy te ha llamado la atención. Rara vez pasa alguien por aquí, aunque si pasara podrías sentirte ridículo pero… intentas cruzarla con los ojos cerrados…

Intentas.

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