En junio de 2004 leí con mucho interés el libro Santa María del Circo de David Toscana y para gusto mío, en noviembre del mismo año tuve la oportunidad asistir a una conferencia impartida por él. Eso fue durante los ciclos de charlas tituladas El placer de la lectura que se llevan a año con año dentro del marco de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (FIL).

El porqué de titular a este escrito “Otra de supermercado” es porque recordé que en mi artículo pasado comenté sobre el hallazgo de una réplica comercial de la obra de María Izquierdo en un Walmart, bueno esto fue algo similar pero en un Soriana. En aquellos tiempos y un poco como ahora, me he dedicado principalmente a la búsqueda y lectura del trabajo que se ha venido realizado como nueva narrativa mexicana. Y decir nueva, es un decir, la narrativa mexicana no tiene nada de nueva y en mi opinión contamos con una larga lista de autores que han hecho aportaciones importantes no sólo a la literatura de nuestro país, sino que se han convertido en dignos representantes latinoamericanos.

David Toscana es un narrador nacido en Monterrey, perteneciente a esa bancada de autores norteños que en los últimos años han hecho presencia significativa en las letras, mostrándole al resto del país que aquí en el norte también se escribe y hay mucho que decir. Y me refiero sobre todo a esa presencia tan necesaria en el mercado comercial, me da gusto encontrar sus nombres en editoriales que son distribuidas en las grandes cadenas, dándonos la oportunidad de poder escoger además de tomates y cebollas, otras verduras.

Nació en 1961, así que podríamos ubicarlo dentro se esa generación joven de buenos narradores fronterizos (no estrictamente porque hallan nacido en una ciudad fronteriza, sino porque su temática hace un rescate importante de ese sincretismo que se da en el límite de México y Estados Unidos) como son: Luis Humberto Crosthwaite (Tijuana), Élmer Mendoza (Culiacán), Eduardo Antonio Parra (Nacido en León, pero radicado casi toda su vida en Monterrey) y Juan José Rodríguez (Mazatlán).

Así que volviendo a lo del supermercado, un día paseaba por el Soriana y como siempre, me lancé a la mesa de saldos y ofertas de libros (créanme, esas tiendas pocas veces saben lo que están rematando y uno puede encontrar buenas gangas); así es como me encuentro con el libro de Santa María del Circo, en la edición publicada por Plaza & Janes 1998., costaba en algo así como 30 pesos. Claro que no dudé, lo eché en mi carrito sabiendo que era una más de mis hazañas en el arte de encontrar tesoros.

Fue una buena coincidencia que unos meses posteriores a mi lectura de su novela, se presentara en la FIL David Toscana para impartir una charla con sus lectores. Puntual asistí, no sin antes darme un paseo por algunos stands y comprobar que mi libro adquirido en el verano, se encontraba recién editado por Mondadori con un precio por encima de los 150 pesos.

Esta novela es la historia de un circo que llega por error a un pueblo abandonado, entonces sus artistas aprovechando la situación deciden adueñarse de él y quedarse a vivir allí formando una nueva comunidad. La conducta humana y sus inflexiones son reflejadas a través de un símbolo tan rico como lo es el circo y sus artistas. No hay momento en que la lectura se vuelva pesada, por el contrario el lector es envuelto en un mundo un poco sórdido donde afloran las pasiones, fastidios y anhelos de los que son presos estos artistas una vez que se dan al abandono y aislamiento en este pueblo al que deciden llamar Santa María del Circo. Todo esto relatado con un excepcional humor negro, que en lo particular me encanta.

Así que los invito a su lectura y también a no pasar de largo cuando vean un montón de libros apilados en algún supermercado, pueden encontrarse agradables sorpresas.