Toros de Queroseno (III)
Nos observan
y dicen sabernos lumbre
cascada de tu sangre sobre mi huella
y dicen conocernos
le prenden mecha a nuestra desidia
a la conciencia fragmentada
sin embargo
solo nos unen las costillas de las entretelas
que apenas ladran a la esfera de mi techo
tu frente
empírea del grifo de ojos que no es de nadie
y permanece
como un reojo de la angustia
sin ti y sin mí
desarmándonos
Me sentías en segunda persona
narrado en cartas largas
pateando un arma blanca
dícese: el delete o un estoy cansado
de un sitio en descomposición
Ayes de este sincretista ciclo
cómo cerrar ventanas o sesiones
si mis dedos pulverizan las luceras
(polilla de una colonia de pensamientos
abstemios de sacar razones de agua)
¿Por qué me ahogas y soy tan manco?
no puedo extender un vaso sin tirar la queja
sin tensar la cerviz de dolor de una acera rota
para ti
que nada mas escribes en perspectiva
cuando ves que estoy pariendo anonimatos
Errar en el testamento
de ese nombre del soplo que nunca encontramos
porque sabemos que cada labio descubierto
es paranoia de los ensanches
tus miedos recién podados
olorosos a monte húmedo
el mecanismo de los míos en una muerte inaceptable
donde velamos cartas o correos
sitios versados en un lenguaje
que nunca des vibrarían.
errar en la espera
de la baranda a púas o de rodillas sin turnos
velar la resurrección de un vano intento nuevo
para arrojar el abismo dentro de mi ego
desencajarte desmayado
del tumor que nos encona
nos agita el verde oficio
La orina te sacude la muerte
pierdes las ganas de un crepúsculo
solo meas las esquinas de las piedras
es posible la ternura y el terror que enrabia
el pico gastado de un vapor alcoholizante
Nos cosen las heridas
puntos hambrientos dobles
nos cose el vaho de tu sudor de madrugada
la cadencia de un libro que se restaura al perdernos de vista
tu crueldad al mantenerme medioviva
en la ira resurges suprema y acampas
a las afueras de la mina del deseo
Decompuestos acaso por el terror de siempre
vagamos
muertos por las manos con el impulso agusanado
jamás se pudo extraer la pluma dibujada en la entraña
no fue posible abrir de par en par la secreción del frío
solo tentaste del equilibrio las palas de una mano
húmeda
ofertando casitas de arena y una mascota libertaria
en nuestro corredor interminable
donde una orilla cae de tan estrecha
que pone el alma en carne fétida
Tu bala me atraviesa la misma cornisa desvencijada
la mesa de disección y apareamiento con todas tus balas
tu bala llena de horrenda ternura
de dioses vencidos
en el silencio de la misma incontinencia de caer
Descenderé a otra hoja
descenderé por otro asiento en la fila del crematorio
Mejor que tú habrá alguna otra cama
guardiana de mis depresiones
la voluntad se ha corrido en una grieta abandonada
y está tu aliento en ciudad de peste
no sé cuándo se vencerán mis dedos
de apuntar el fin de un horizonte
donde no urge el sol porque es un tumor borroso
y amanece rayando las paredes de mi alma en ruinas
la que disipaste simiente a piedra
no encuentras la alquimia para reconstruir islotes y entrecielos
no hallaras arrugas en mi canto
porque perdiste hasta la caja negra en cada uno de mis nacimientos