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¡Pos Sí!

Noche domingo después de un puente festivo. Las familias viajan para regresar a la cotidianeidad,  madrugar con los huevos tibios y el café con leche. El autobús de segunda mano va repleto de humildad y marginación. Son largas horas de camino y de evocaciones al cielo. La única brecha existente reside en los hombros de los montes y para colmo, la neblina es el único paisaje por apreciar. Una señora pregona el tercer misterio mientras su marido, sentado del lado del pasillo, duerme escuchando un CD de Tony Aguilar en el reproductor que le fue obsequiado por el séptimo de sus hijos. Ni siquiera los baches lo despiertan, ya está acostumbrado . Viene una curva en bajada. El chofer pisa el freno pero el transporte no reacciona. Pánico. Les grita a sus pasajeros de la situación y que se preparen para lo que sea la voluntad de Dios. La señora aprieta el rosario heredado y se encomienda a cuanto santo le pasa por la cabeza. El viejo sigue durmiendo plácidamente. La mujer le da una fuerte sacudida y le quita los audífonos. Le grita desesperada:

–          Hay Diosito santo. ¡Viejo nos vamos a matar! ¡Esta cosa se va pal barranco!

Su marido, apenas incorporándose de su siesta, reacciona.

–          ¿¡Tons pa’qué chingados me despertaste, Pendeja!?

Minificción creada por:

H. Miguél Martínez

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