Poemas varios
Christian Gerardo García
La Última Hora
Te obsequio, con olor a duda
a sinrazón ——— esta
la ultima hora
habrá que aceptar con un roce
desliz de luz, toque de ángel
que esperando allá en el fondo
te he de saber callada,
es toda tuya
me refiero a que la huelas
y ya en vano la suspires en mi ausencia.
No hay momento alguno
que escape a mis ojos anecdóticos
hoy te regalo todos ellos
cada segundo periférico
cada caricia mal plegada
todo tu ese-corazón-ausente.
Te quise así
tenue
peligrando a las nubes
y mis ojos
aunque quizá sean ya los mismos,
te quise débil por las tardes
y ciego por las calles
te pensé larga quizá lejana
en esta ciudad por demás brumosa
quien diría
que resultases tan solo un parco desvelo
en esta noche burda
de mentiras a la red de la propia existencia.
Te obsequio, con olor a nunca
a espejismo nocturno ——- este
el ultimo paso
y habrá que aceptar latente
———— que esperando
a la par de estos minutos no tan reales
y enamorando a las extrañas avenidas del tiempo
inclusive esta huella habrás negado.
Nada
Nada nada
no me digas nada
nada sobre la nada,
masa sobre materia
y el tiempo sobre nosotros
nada es eterno
sobra en las calles
los suspiros despistados nada
todo o nada
no te guardes nada
todo sobre tu paciencia
piel sobre sustancia adormeciendo
y el cielo callado
abajo muy abajo en nuestros cuerpos
nada nada
todo calla sonríe ante todo
pero ríe a muerte sobre nada en este aliento
que se muere de nada si es que no te tengo
El Jardín
De otras épocas
o quizá de otras latitudes
mas precarias y a su vez menos concurridas
sea tu aliento para bien de las visitas
esas compañías pernoctantes
y dudosas ante todo en tu silueta,
tal vez sea o quizá tampoco
y nos estemos mintiendo los unos a los otros
y es de nuestros ojos de quien hablo
siempre de ellos, porque se acarician gustosos
distraídos muy apaciguados
siempre sobre ellos y sobre nuestros brazos
alardeando
en esta banca sobre la tarde que agoniza
sobre la parafernalia danzante
de este jardín olvidado
habitado por sonidos gastados, equívocos dilemas
las promesas de la lluvia y nuestros brazos
que no besan acuerdo alguno
y solo habla este jardín
que desespera y se desnuda por nosotros.
Entonces todavía
Eres tan invernal
que te me muestras tal cual, desnuda
inmaculada sin hoja alguna
porque eres y no eres mi musa
nos guardamos ciertas distancias aparentes
cuando te aferras al reloj que te obedece
y te secas en la periferia de mis pensamientos.
Eres y no eres lo que aguarda
suspiras débil y a la vez característico,
el silencio es mi amigo insoportable
y te encuentro enamorada, con el
entonces todavía
tus abrazos se sienten caducos
calientes veraniegos apéndices faltantes
de gracia y tiempo de sobra
eres la que un día y entonces todavía
aun y su sombra no conmueve.
Eres la que se desenvuelve en colores dominantes
tu haces la luz y la paciencia entera
creas a tu antojo la muerte del verano
y lo pintas al instante que cruje y calla
eres la que el ama o quizá ninguna
o aquella voz extraña que sutil derrama
sueles desbordarte fútil sobre mi duda
donde ocultas tu cuerpo, tu aliento y entonces todavía
descansas en el ápice
de nuestros eternos bailes consecuentes
balanceando en falso los turnos del invierno.