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“Sho-shan y la Dama Oscura”
de Eve Gil [reseña]

antes publicado en Pretensiones literarias

Compré este libro por 4 razones:

1) su atractiva portada, lo cual fue lo primero que llamó mi atención antes de leer su contraportada;

2) la promesa de la contraportada de que entre las páginas del libro encontraríamos un personaje con síndrome Asperger;

3) la curiosidad que me ocasionó saber sobre el manga y el animé desde una perspectiva que consideré “accesible”;

4) y el hecho de que la autora, Eve Gil, es sonorense.

eveportadaEl libro en su portada afirma ser “La primera novela en español acerca del manga” y en su dedicatoria insinúa ser la obra que da comienzo al “realismo mángiko”. Tras superar todos los aspectos que me llevaron a comprar este libro en primer lugar, me parecieron bastante pretenciosas esas promesas de la obra. A final de cuentas esas frases no son más que estrategias mercadotécnicas sin consecuencias relevantes para la literatura. Frases que terminan siendo huecas. Me recuerda a la misma promesa que hacía la novela fragmentada A.B.U.R.T.O. de Heriberto Yépez, al leerse que se tratará de una novela “narcorrealista”, cuando la obra poco tuvo que ver con narcotráfico. Aunque claro, en este caso sí ha habido estudiosos que afirman dicha corriente existe y dan santo y seña de la evidencia; Jorge Spinoza es uno de ellos (http://www.llorch.org).

Si bien realismo mángiko puede terminar siendo una estrategia de mercado que raya en lo trillado, el término sí ayuda a comprender lo que pretende la autora en su novela, donde la lógica y dinámica del manga y el animé se fusionan y dan sentido a la existencia de Violeta y Luisa (mejor conocidas en la novela por Murasaki y Cho), dos hermanitas hijas de Luis Monsalve y Dagmar Oscura (Dama).

Debo admitir que las primeras páginas de la novela tocaron varias de mis fibras sensibles. Violeta/Murasaki es hermana mayor de una niña con Asperger, Luisa/Cho. En las primeras páginas Murasaki relata cómo su familia se fue dando cuenta de que su hermana era especial y describe sus síntomas; además describe cómo la convivencia familiar se ve afectada por el comportamiento de Cho. Me sentí identificada con algunos fragmentos de la novela, pues me recordaron mucho mi infancia con mi hermano menor que padece autismo, un síndrome que pertenece al mismo espectro que el Asperger.

El problema de esta novela surge cuando Luisa es acusada por sus maestras del kínder de haber matado a uno de sus compañeritos de clase. Los medios, la policía, los políticos, la sociedad se va contra Luis y especialmente contra Dagmar acusándolos de ser malos padres por estar altamente influenciados por la cultura japonesa. Conforme avanza la trama vamos descubriendo varias relaciones entre la vida de estos personajes y la historia de un manga creado por un personaje japonés de nombre Kunikida.

De este libro se pueden sacar múltiples interpretaciones. En lo personal me gusta pensar que se trató de una historia donde Violeta se ve en la necesidad de recurrir a su muy productiva imaginación para sobrellevar las tragedias familiares. La protagonista afirma tenerle cariño a su hermana pero no sentir con ella una relación, lo cual en ocasiones la lleva a cuestionarse si la ama o si sólo siente un compromiso de sangre. El pensar a su hermana menor involucrada en otra dimensión (llamémosla de manga o animé, que la autora gusta de representar por medio de la presencia de una plasma en la acción) donde ambas son capaces de hablar entre sí e interactuar como lo harían dos personas completamente normales, la hace crear y desarrollar esa tan anhelada conexión que desea. Me agrada esa idea. Pensar que quizá en otra dimensión o realidad alterna mi hermanito menor podría conversar, expresar sus pensamientos y afectos en un lenguaje más accesible al que recurre en esta realidad.

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de Eve Gil [reseña]”

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