Somos patíbulos ásperos de queroseno
rastros de un universo indestructible, solos
destienden los astros en el solsticio
calostro de la calle sin orillas
tiniebla vaga de la voz
aúlla
muerde

y destapa las muelas de alcantarillas con aguijones
tiembla sobre los poros de la seda
sobre olas alebrestadas que braman por las piedras
reptan la superficie aura de la inexistencia
y
Ya no hay país donde esconder la ira
ni senda profunda donde guardarla
se bifurcó mi lengua con todo y su memoria
lo demás se perdió en las rayas del mar
estría del ojo endemoniado por el hombre.

Elizabeth Sobarzo y Allan Albarrán