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Pobres de nosotros bufones moralistas (adultos)

Me han cuestionado en diversas ocasiones sobre el asunto que trata ante la temática que engloba el comportamiento de los jóvenes de hoy día, ( la generación actual de estudiantes de nivel medio superior “preparatoria” ), los valores que poseen de manera individual y a su vez colectiva dentro y fuera de una determinada aula de clases; pero de igual forma y sobre todo haciendo hincapié a lo que atañe sobre la referencia de la ÉTICA ESTUDIANTIL ( subraye el compromiso y obligaciones que se tienen con respecto a la elaboración de tareas y trabajos de investigación encargados, entre otras cuestiones e indicadores, que no por tomarse en cuenta no cobran validez ni importancia, sino todo lo contrario.

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De esas tantas turbulencias que podría enlistar en un par de horas y con un santo en la boca y un amén acompañado entre mis reflexiones e ideas; resumiría en un cuadro interrogativo ( más no puramente sarcástico ) la siguiente cuestión: – ¿Cómo podríamos auxiliar a los jóvenes para que entiendan la suprema virtud que recae en la civilización de los valores de ésta nuestra querida y comprometida sociedad con las obligaciones de educar y hacerlos razonar por una vez por todas que nosotros los adultos velamos por su bienestar?
Con una sonrisa en la imaginación sostengo el aire por ocasiones y me pronuncio desde mis adentros –¡POBRES DE NOSOTROS BUFONES MORALISTAS!-, preferible aún citar la expresión de Chris Lowney: “Los viejos prejuicios ciertamente son duros de dejar” y por supuesto concuerdo con la teoría de Lowney al mencionar que los seres humanos al momento de crecer y madurar nos quedamos con ciertas porciones de juicios que se convierten al paso de los años en prejuicios raciales, ideológicos, religiosos, e incluso de las tendencias diversas que imperan hoy día con la forma de vestir de un individuo en particular, etc, el ser humano tiende ( y sobre todo los adultos ) a formar (pese a quien le pese) ideas y pensamientos que se contradicen con los patrones de conducta que poseen los jóvenes de las nuevas generaciones, por lo tanto es un dilema de nunca dar cabida a la conclusión.
Sin embargo, desde la experiencia que he tenido como maestro en diversas instituciones educativas de nivel medio superior y de carácter privado, siempre he tratado de mantener una postura neutra con las actitudes y comportamientos de mis alumnos. Lamentablemente he conocido a una gran cantidad de maestros (de ésos que se dicen y autoproclaman maestros) el repudio y el desapruebo que sienten al tratar con sus alumnos.¿Será a caso que la rebeldía que sienten muchos de ellos (alumnos, sí es que todos ) es por el despecho a no ser verdaderamente escuchados, ni mucho menos comprendidos?, ¡ mejor aún !, se me ocurre ¿ por qué los adultos insisten en fomentar a los jóvenes un aprecio a la cultura de la legalidad siendo de que ellos mismos las corrompen ( leyes ) en un abrir y cerrar los ojos ?, ¿ será a caso admisible que un docente proclame y presuma ante sus colegas y a los cuatro vientos su fe y creencia en la libertad de pensamiento por parte de sus alumnos en una determinada temática y que ya dentro del aula se convierta en el ser más autoritario y rígido catedrático ?, los diputados, senadores y representantes del pueblo elegidos por un proceso electoral “limpio y honesto” por la población, ¿cómo se atreven a pronunciar de manera casi metafórica y poética en sus discursos domingueros e infestados de política barata, que la situación del pueblo se encuentra estable?, mejor aún ¿cómo gran cantidad de representantes del pueblo se encuentran ocupando un cargo político-administrativo del cuál son incompetentes en todo el sentido de la palabra?, etc, etc, etc, etc, etc, etc, ahora; ¿cómo nos atrevemos a cuestionar a los jóvenes? siendo de que la respuesta ( sin ser fatalista ) se encuentra en el ejemplo de nuestras acciones como adultos en las diferentes actividades que emprendemos en nuestra vida diaria, por ejemplo: en una de las sesiones de clase que tuve con un grupo de 6to. semestre en la materia de filosofía, se analizaba en esa ocasión el tema de la IMAGEN E IDENTIDAD DEL MEXICANO, y sinceramente (sin exagerar) me sorprendió el caudal de información que tenía cada uno de los jóvenes, y más aún, cuando una jovencita recalcaba sobre las máscaras de identidades públicas que manifestamos cuando estamos ante la sociedad, en resumidas cuentas la hipocresía de encubrirnos con otras caras y ocultar tal como somos en completa naturalidad, y gracias a ello el resultado de la presión por parte de la sociedad establecida y dirigida por los adultos.
Los jóvenes de hoy día tienen principios y valores muy arraigados pero suelen caer en la desesperanza cuando observan que el mundo y la vida que les rodea son tan desiguales y perversos.
Los jóvenes tiene ímpetu de rebeldía en transformar lo negativo del sistema erguido, pero existe lamentablemente un trasfondo muy bien establecido de una manera perfecta por grandes consorcios políticos y estrategas mercantiles que eliminan bajo presión la voz no escuchada de jóvenes inquietos que repudian con todo su odio la falta de humanismo por una sociedad corrupta y desinteresada en lo más esencial y simple LA IGUALDAD EN PERCIBIR OPORTUNIDADES DENTRO DE LOS AMBITOS DE LA EDUCACION, DE LA SALUD, DE LA VIVIENDA, DE SEGURIDAD, DE PERCEPCION ECONOMICA, ahora, con manos en la cintura me atrevo a desafiarlos a ¡ustedes, los adultos que vociferan sin cesar sobre la práctica de los valores en nuestra vida diaria!, recuerden que las palabras se las lleva el viento.
Somos proclives a criticar a segundas y terceras personas, sin cuestionarnos a nosotros mismos, aunque no lo crean los jóvenes nos cuestionan, lógicamente sin los argumentos teóricos de un Licenciado, ni mucho menos que un individuo con maestría, y ni hablar de un doctorado, pero la diferencia recae en que los jóvenes no necesitan impugnaciones trazadas con soberbia estrategia, lo único que necesitan es de su poder imaginativo, de su inocencia en creer en lo que los adultos hemos dejado al lado, LA IDEOLOGIA.

Cuestionemos los unos a los otros para sacar nuestros trapitos al sol ( como dice un conocido refrán popular ). Y para cerrar pronuncio la frase del distintivo escritor José Enrique Rodó: “A LA JUVENTUD DE AMERICA, PARA QUE NUNCA ENVEJEZCA”.

Las conclusiones vendrán después de los sollozos y de las lágrimas, bufones, buitres de doble moral.

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